Algunos trenes de Noruega tienen una sala de juegos para niños y otros son de cuento
Cuando llegamos a Noruega aterrizamos en Oslo. Allí empezaba nuestra ruta, Laia tenía tan solo 1 año y pocos meses y estabamos algo nerviosos porque la ruta en tren era larga. Lo cierto es que la ilusión de conocer el país de los Vikingos y ver como se casaban nuestros amigos Cristina y Lars era superior a los nervios así que nos dejamos llevar. Tras el aterrizage tuvimos que coger un autobús hasta la parada de tren en Rygge y allí un tren que nos llevara hasta el centro de la ciudad porque el aeropuerto está bastante lejos. Este tren está adaptado para poder subir con el carrito y es suficientemente ancho como para que no tengas problemas. Nos llamó la atención que por ser un tren de corto recorrido tenía una zona de refrigerios muy chula en la que nos quedamos :)
Una vez en Oslo hicimos un recorrido por los alrededores de la parada de tren porque allí nos esperaba el tren con destino a Myrdal. Lo cierto es que tuvimos la suerte de poder estar por la ciudad en manga corta y disfrutando del sol, al parecer es algo complicado de conseguir en esas latitudes. En este rato que pasamos en Oslo nos dimos cuenta que en esta ciudad es complicado poder ir al baño sin pagar, aunque haciéndonos los suecos los despistados lo conseguimos.
A medio día el tren llegó y nos subimos destino a Myrdal. Este tren es el que más nos sorprendió y probablemente sea el que haya originado este post. El motivo de la sopresa fue ver lo bien pensado que estaba, en uno de los bagones tenía una sala de juegos para los niños y donde los padres dejaban campar a los peques y disfrutar a sus anchas. Esto se nos hizo fantástico porque Laia pudo distraerse durante el viaje. Creo que jugó con todos los niños del tren. Hasta les tomamos una foto porque nos pareció una chulada.
Una vez en Myrdal, después de contemplar un rato los glaciares, hicimos trasbordo al encantador tren de Flåm, un tren de especial interés turístico por lo antiguo y bien consevado y por el paisaje que uno puede ver montado en él. Este tren hace un parada a medio recorrido en unas cataratas que son impresionantes. Aunque el tren no está nada pensado para subir con carrito de bebé, es un tren fantástico y nos encantó. Aunque Laia, después de tanto jugar en el tren anterior se quedó completamente dormida.
Ya en Flåm llegamos a nuestro hostel para descansar después de nuestro largo recorrido. Al meternos en la cama nos dimos cuenta de la cantidad de kilómetros que habíamos hecho ese día, pero también nos dimos cuenta de lo bonitos que son los trenes de Noruega.
Por si estás pensando usar el tren para moverte en Noruega te dejamos un enlace a la página de turismo de Noruega donde habla de los trenes del país y otro a NSB, la empresa ferroviaria Noruega.
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